
Es importante conseguir que la
persona afectada reconozca que presenta anorexia .
La mayor parte de
los pacientes que sufren la enfermedad, niegan que lo suyo sea un trastorno de
la alimentación y por esta causa acuden a recibir tratamiento cuando el
problema ha avanzado mucho.
Dada la naturaleza de este
padecimiento, el tratamiento busca restaurar el peso corporal ideal,
estabilizar al organismo, mejorar su estado nutricional y restablecer hábitos
alimenticios saludables. Conforme se avance en este proceso, deben abordarse
los aspectos psicológicos y emocionales mediante psicoterapia, en ocasiones se
utilizan medicamentos para mejorar la ansiedad, depresión u otros problemas
psíquicos acompañantes.
Dado que los síntomas de la
anorexia pueden simular diferentes enfermedades orgánicas, el médico
de familia o el pediatra es el primero a quien se debe consultar. En función de
la información disponible, la entrevista con el paciente y los familiares
próximos, establecerá las diferentes posibilidades diagnósticas y dependiendo
de las circunstancias individuales, solicitará cuando sea conveniente, estudios
complementarios como analítica general de sangre, orina y hormonas tiroideas. En una
segunda fase puede ser necesario atención especializada, prestada por
psiquiatras, psicólogos, internistas, endocrinólogos, ginecólogos y
nutricionistas. En algunos países existen unidades multidisciplinarias para la
atención integral del paciente, pero siempre es necesaria una evaluación previa
por el médico de familia o el pediatra.
En ciertos casos es recomendable
la hospitalización, cuando la persona ha perdido mucho peso (por debajo del 30%
de su peso corporal ideal, respecto a su edad, complexión y talla), continúa
perdiendo peso a pesar del tratamiento o se presentan complicaciones médicas,
como insuficiencia
cardiaca, alteraciones en
los niveles de sodio, cloro y potasio en sangre, depresión o intento de suicidio.
Los programas de tratamiento
tienen una buena tasa de éxito en la recuperación del peso normal, pero es
común que haya recaídas. Las mujeres que desarrollan este trastorno alimentario
a temprana edad tienen una mayor posibilidad de recuperación completa; pero, la
mayoría de las personas con esta afección seguirá prefiriendo estar en un peso
corporal bajo y estar preocupados hasta cierto punto por los alimentos y las
calorías. El manejo del peso puede ser difícil y es posible que se requiera un
tratamiento a largo plazo para ayudar a mantener un peso corporal saludable.